Una tarde soleada y ventosa de domingo, llegamos a una antigua casa de San Telmo. Al abrir la puerta nos encontramos con Sarah, una señora bajita, con voz ronca y sonrisa fácil, un cigarrillo en la mano y la radio cerca “para escuchar como va el partido “. Al entrar en su mundo uno puede encontrar un bizarro esqueleto con un solo ojo español, caballitos coloridos en tela estadounidenses, diminutas figuras colgantes de Italia, títeres de dedos tejidos de Filipinas, una bruja narigona violeta de Rumania y otra con sonrisa maligna de Méjico, un flautista hindú que pretendía encantar a una serpiente, dos cerditos con una vaca leñadora, un duende barrigón con barba verde estadounidense, un policía ingles, una aldeana holandesa, muñecos africanos hechos con ramas y pajas, un violinista australiano, borrachos ojerosos, marqueses y viejas maquilladas llenas de plumas para ocultar su decadencia, oficiales chilenos, bailaoras españolas, tortugas hechas en tejido ecuatorianas, borrachines puertorriqueños, un uruguayo salido del carnaval con un linyera brasilero, mariachis cadavéricos tocando cerca de un Gardel, una criada suiza del siglo 18 al servicio de reyes, reinas, odaliscas y geishas. Policías franceses que intentan detener una pelea entre un leñador rumano y marineros italianos mientras que una dama checoslovaca y unos viejos alemanes miran de reojo como unos niños griegos juegan con su caballo. Músicos chinos ejecutan su música para la presentación de unos jinetes de Birmania, que caballeros de armadura, princesas, magos, emperadores japoneses y príncipes indonesios miran con atención mientras una matruska rusa no entiende nada. Porque? Porque fuimos al Museo Argentino del Títere. Museo del que???
Es que desconocido por muchos es algo único, no solo en Argentina sino en Latinoamérica.
Cómo comenzó todo esto?
Magdalena “Mane” Bernardo, profesora de dibujo (y una de las pioneras del títere argentino junto a Javier Villafañe y Ernesto Arancibia) decide fundar en 1944 el Teatro Nacional de Títeres, al cual se unió tímidamente una artista plástica llamada Sarah Bianchi, para realizar cabezas y pintar decorados. Al año siguiente a pedido de Mane, Sarah se animo a calzar por primera vez a calzar un títere en su mano con sus entonces torpes dedos cambiando su vida para siempre, pasaron mas de 50 años y todavía sigue en actividad.
En 1949 un incendio accidental(?) afecto solamente a la parte del Teatro Cervantes en donde funcionaba el Teatro Nacional de Títeres dejando a Mane y Sarah en la calle junto con algunas cabezas chamuscadas de sus títeres que quedaron en cenizas. Decidieron fundar su propio teatro que luego de varios cambios de nombre quedo “Títeres Mane Bernardo-Sarah Bianchi”, pero las cosas no fueron muy fáciles. Pudieron hacer funciones y primeras giras por el interior, prohibiciones por no pertenecer al Partido Peronista, cortometrajes para cine, la participación de uno de sus personajes dando el horóscopo en el noticiero de Canal 7, publicidades,el armado de una “fabrica de títeres” y en épocas duras funciones en cumpleaños de niños ricos del cual alguna vez recibieron algún tortazo de algún pequeño irrespetuoso. La era del internet no había llegado entonces comenzaron sus giras al exterior, para ponerse al día de lo que estaba pasando en el mundo titiritero y perfeccionarse. Ahí se comenzó a gestar lo que termino hoy como un museo, comenzaron a traer libros que hoy forman parte de la biblioteca; titeres, algunos donados, otros por intercambios y algunos comprados(para comprar un Arlequín de Arezzo pasaron un día de ayuno porque viajaban con el dinero justo), fotos de los festivales en los que participaron (en una están junto a Jim Henson, creador de la exitosa serie Los Muphets. Pasaron años creando nuevos personajes, escribiendo libros y dando conferencias; entre giras y funciones. La casa-taller de la calle Piedras estaba amontonada de cajas y baúles llenos de cosas, corriendo peligro por parte de depredadores, decidieron en forma particular armar el Museo Argentino del Títere, sin fines de lucro para “preservar la memoria de la actividad titiritera y propiciar el intercambio enriquecedor entre colegas” que empezó a funcionar legalmente en 1983 como museo itinerante en el Ateneo Popular de
En 1997 se abre una sala de 60 localidades “Federico García Lorca”, para funciones de niños y adultos, conferencias, talleres y eventos relacionados al títere.
La sala argentina “C. Moneo Sanz” se inaugura en julio de 1999,se pueden apreciar un pianito que acompañaba la parte musical y los títeres de cachiporra que Ernesto Arancibia realizo para el espectáculo de Federico García Lorca en el Teatro Avenida en 1934.
En diciembre del 2000 se abre con el nombre de “Lola y Mireya Cueto” la sala latinoamericana en honor a las artistas mejicanas, atesorando las pequeñas marionetas talladas de 1880 por Rosette Aranda, padre de los títeres de Méjico, ninguno de los cuales Sarah quiere restaurar “porque ya serian distintos”. También cuenta en el primer piso con la biblioteca “Mane Bernardo”, que tiene alrededor de 1000 volúmenes (algunos en francés, ruso, chino, italiano, japonés) dedicados a la historia y técnica de títeres, además de material sobre teatro, estenografía y vestuario a disposición del publico en general.
A pesar de ser declarada Ciudadana Ilustre de
Interesante para grandes y chicos, con entrada libre y gratuita el museo queda en Pierdras 905 esq. EE.UU. , San Telmo, Tel. 4304-4376 smuselli@museoargdeltitere.com.ar para averiguar días y horarios
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