”Ay am Selina”…una joven dulce y un poco ingenua repite esta frase y se nos vuelve divertida en su intento por atrapar un idioma desconocido, ella con su grabadora de mano ensaya y lo espera…
Él, Urs Peter (Rodrigo Arostegui), un joven de algún país europeo de habla no hispana, atraído por un poema que Selina (Carolina Avigliano) le enviara, viaja para conocerla.
Ella espera en el aeropuerto en compañía de su hermana consejera, que por momentos oficiará de traductora. Para completar el cuadro de la ansiedad, a esta imagen se le suma un curioso y silencioso cura (Dani Tazzoli) convocado para celebrar la boda de los aún desconocidos.
En estas circunstancias se produce la llegada de Urs Peter, y comienza a transitar junto con Selina una pista de obstáculos en el camino de la comunicación con rumbo incierto.
El encuentro se convierte en un desafío, en el cuál estos dos personajes impulsados por una idea previa de amor, necesitarán conocerse en un plano más real, tratando de superar no sólo la dificultad de no hablar la misma lengua, sino también las diferencias culturales, dónde confluyen sus prejuicios y se enfrentan a la ruptura de un imaginario particular de cómo debería ser el otro.
Por momentos aparecen como destellos de luz; un beso tímido; una caricia; una mirada que no se deja sostener, y nos preguntamos si esto será suficiente para avivar la incipiente llamita que busca manifestarse.
Pero este romanticismo prematuro se ve distorsionado, por la incapacidad de correspondencia de Urs Peter, que no logra zafarse del estereotipo de chico europeo que no sabe como abordar a la chica “latina” cuando se encuentran solos después de haber ido a la “milounga” y haberse tomado un “vinitow”
Él no logra salir de su tosquedad. Sus preconceptos e inseguridades lo llevan a actuar ante Selina desde el cliché de personaje “canchero”, que no termina de darle buenos resultados, y por momentos Urs Peter la maltrata sin justificación aparente, y sin dejarse conmover realmente por una mujercita que de verdad gusta de él tal cual es.
Ella, en un punto parece quedar atrapada en su propia ingenuidad, en la repetición de un cassette que emite frases estereotipadas y que sólo logran distanciarla cada vez más de poder expresar sus sentimientos y emociones. El esfuerzo por la comunicación verbal se convierte en una traba para llegar a lugares más sinceros y vulnerables.
Las diferencias idiomáticas hacen ruido, los tabúes, las diferentes necesidades que surgen en uno respecto del otro, las intromisiones de terceros, el no permitirse tomar ciertos riesgos, va sum sumando en la ruidosa masa de incomprensión que va generando más distancia entre uno y otro.
Y en medio de esta historia, así como entre medio de ellos, aparece la hermana de Selina (Natalia Bavestrello), un personaje que logra fluctuar entre lo insoportable y encantador. Y casi distraídamente, a partir de proyectar sus propios deseos en su hermana, termina construyendo en un instante una historieta divertida, que emerge como un disparate y deleita en el medio de la constipada relación intercontinental.
Es así que si Urs Peter decidiera regresar a su país, dejando su enamoramiento reducido a un mero capricho, no nos sorprendería, si a él lo picase una abeja y muriera en el momento más romántico de esta historia, no lo lamentaríamos, si Selina se hartara de él y eligiera subirlo a patadas al avión, probablemente la aplaudiríamos. Ya que él a pesar de haber viajado con el solo objetivo de encontrarse con ella, parece quedarse a la mitad del camino.
Un espacio transitorio, en una época indefinida dónde cada palabra y acción parece estar puesta de manera tal que el fracaso sea inevitable.
¿Lograran estos personajes superar los obstáculos?
¿Podrá sobrevivir una idea del amor, para convertirse en una realidad del amor?
Puede sonar un tanto idealista el creer que el amor logra superar todas las barreras, pero al menos puede apelar a nuestra capacidad de inventiva “para intentar una vez, fracasar otra vez y fracasar cada vez mejor”.
Por si acaso el final de "Sum Sum" los deja esperando, por si acaso usted no entiende inglés y se siente un poco perdido ó perdida, no dejen de ir acompañados y después de la función arriésguense a “comunicarse” un poquito más.
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