Tercera Convención de Cultura Japonesa - Texto: Loly Hunt (Publicado en Arterias #03 - Diciembre/Enero 2005/2006)

Del 28 de octubre al 6 de noviembre se llevó a cabo la Tercera Convención de Cultura Japonesa, en la Biblioteca Nacional, auspiciado por la Secretaría de Cultura, el Centro Cultural e Informativo de la Embajada de Japón y la Universidad del Salvador.

Esta convención se viene realizando desde el año 2001. La primera fue realizada en el Centro Cultural Gral. San Martín (2001) y la segunda, en el Centro Cultural Recoleta (2003), además de numerosos encuentros y exposiciones que se vienen realizando desde el 2000 en el interior del país, como en la provincia de San Luis (Merlo), Mendoza (San Rafael, Gral. Alvear, Malargüe) y Santa Fé.

Este evento en el cual se desarrollaron diversas actividades tales como aikido, sumo, karate do y taiko, entre otras, tuvo como objetivo no sólo difundir la cultura japonesa y el cuidado por el medio ambiente (objetivo que se ve renovado constantemente en el Jardín Japonés, el cual lleva 38 años en la Argentina), sino también el de unificar dos culturas que conviven diariamente en la Argentina, objetivo que se cumplió exitosamente.

Arterias estuvo presente en el último día de esta convención. Allí pudimos apreciar además de las exposiciones de ikebana (arte floral), pintura japonesa (zenga, suibokuga, sumine, nihonga), origami (plegado de papel), tougei (cerámica japonesa), iro-e-jiki (pintura sobre porcelana), shi-shu (bordado japonés), kuritate (encastre en papel), shodo (caligrafía a pincel) y haiku (poesía tradicional), una lucha de sumo en la que sus luchadores no eran todos tan enormes como la imagen que se tiene habitualmente de los que practican este deporte. Luego de habernos explicado sus reglas y de presentarnos a sus participantes, comenzó la lucha, y lo curioso es que el ganador no fue precisamente el más grande, lo que demostró que en este deporte no sólo la fuerza es lo importante, sino también la audacia que se tiene al luchar.

Lo grandioso de esta exhibición es que después de haber finalizado la lucha se llamó a gente del público a participar, los más chiquitos pasearon super entusiasmados (sus padres observaban limpiándose la baba) y algún que otro adulto que se animó, divirtieron al resto del público.

También hubo exhibición de otras artes marciales, el coro polifónico de adultos Nichia Gakuin interpretó canciones populares y tradicionales del Japón, y para no dejarnos afuera, también interpretó “Volver” de Gardel y Lepera, y “El himno a la alegría”. Para endulzar la vista hubo danzas japonesas inundadas de colores rojos, negros y amarillos en sus vestuarios y acompañadas de sus tambores tan conocidos, que le dieron fuerza y alegría a este evento, y tradujeron el amor y la pasión que sienten por su cultura. Esta pasión se fue contagiando hacia el público, que al cierre del evento participó de la danza al ritmo del grupo Mukaito Taiko, algunos improvisando y otros imitando sus pasos.

Esto fue la Tercera Convención de Cultura Japonesa, lástima que hay que esperar dos años para vivirla nuevamente y no hayamos llevado la cámara para poder recrearla.