Se graduó en Filosofía Romántica y comenzó a colaborar en la revista Poesía 70. Tras poner una bomba molotov en una protesta por el proceso de Burgos, se exilia en Londres, falsificando su pasaporte con el nombre de Mariano Zugasti (por decir lo que pienso, sin pensar lo que digo). Allí empieza a colaborar en el Club Antonio Machado, lugar de reunión de exiliados e inmigrantes, y arma el grupo de teatro Juan Panadero, montando polémicas obras teatrales.
En 1975 se autoedita Memorias del Exilio, su primer libro de canciones, y comienza sus conciertos para exiliados, junto a Paco Ibáñez, Luis Ilach, Pí de
El cónsul de Londres le entrega su pasaporte y regresa a España en 1977, teniendo que cumplir el servicio militar para trabajar en el diario
En 1984 actúa junto a Viceversa, su nuevo grupo, ante 100.000 personas en las Fiestas de San Isidro. Luego edita Juez y Parte, estrenando el tema Si te he visto no me acuerdo, que es un resumen de los tres años de gobierno socialista.
El 14 y 15 de febrero de 1986 graba en el Teatro Salamanca el álbum doble Joaquín Sabina y Viceversa en vivo, vendiendo 400.000 copias. Al siguiente año llega su consagración definitiva de la mano de Hotel dulce Hotel, vendiendo 400.000 ejemplares. “Me gusta esa cosa anónima que tienen los hoteles, donde te puedes encontrar a las cuatro de la mañana con la persona más disparatada del mundo. Ahí puede salir una canción”.
Luego siguió El hombre de traje gris, realizando una gira multitudinaria por Argentina, México y Venezuela, que incluyó la banda sonora de la película Sinatra, de Paco Betriu, en la que Sabina hace un papel secundario.
Durante
A los 40 recibe un regalito (y no es precisamente una corbata), una niña a la que llaman Carmela. En ese mismo año, junto a Pablo Verona, crean la empresa Editorial Ripio, donde registra todas sus canciones.
Al año siguiente sale a la luz Mentiras piadosas, que vende un millón de copias entre España y Latinoamérica. “Llevo mi libretita en el bolsillo y van saliendo versos todo el tiempo, que luego van a un cajón. Por la noche, si no tengo nada mejor que hacer, abro el cajón y los saco. Algunos los tiro a la basura y otros acaban en una canción.”
Ese año se edita el video Joaquín Sabina y Viceversa, de un concierto dado en 1986 en el Teatro Salamanca de Madrid.
El 26 de julio de 1992 recibe otro regalito (yo que había jurado morir sin descendencia), esta vez de Isabel Oaliart, a la que llaman Rocío. Enseguida (al hombre no le gusta perder el tiempo), comienza una relación con la modelo Cristina Zubillaga, que durará casi 6 años.
En 1994 saca Esta boca es mía, que sale #1 en ventas en España y en varios países latinoamericanos. “Uno debe contar la vida de la gente a través de las canciones. Yo trato de hacer canciones cursis y cuanto más huachafas (cursilerías), mejor.”
Le sigue en 1996 Yo, mi, me, contigo que vende 80.000 copias en su primer semana. Sale de gira junto al grupo de Andrés Calamaro, Los Rodríguez, que incluyen en su álbum un dueto de Todavía una canción de amor, en la que recupera su condición acústica con la ayuda de Pancho Varona (guitarra), Antonio García de Diego (guitarra y teclados) y Olga Román (coros, percusiones y guitarra).
En 1998 se publica Enemigos íntimos a medias con Fito Páez, pero debido a la áspera relación entre ambos, se tuvo que suspender la gira internacional antes de comenzar.
Luego de romper con Cristina, empieza a salir con Paula Seminara, una porteñita de 23 años, hincha de Boca (al igual que él), que pintaba remeras (con el corazón y con la cadera...) para venderlas en Caminito. La relación dura tan sólo un año y medio (...y total para qué, si al final se rajó con un pibe...)
En 1999 publica 19 días y 500 noches, vendiendo sólo en España, más de medio millón de copias y arrasando con cuanto premio lo nominasen. Actúa en el 21º Aniversario de
Al cambiar el milenio, comienza la gira acústica Nos sobran los motivos, que se convertiría al año siguiente, en un álbum doble en vivo.
Al llegar el verano, sufre un infarto cerebral que casi lo deja en silla de ruedas, pero se recupera sin secuelas y semanas más tarde edita un video en su casa.
En el 2002 María Jiménez saca un disco con todos los temas de Sabina, algo que Joaquín deseaba ya hace tiempo. Además, él hace lo propio y graba Dímelo en la calle, sale su cancionero Con buena letra. “Yo no represento a nadie, sólo soy un tipo que escribe canciones que ojalá calienten el corazón de la gente, que ojalá le pongan el hombro para llorar, pero nada más.”
En el 2003 sale a la venta Motivos de un sentimiento, el disco del año del Centenario del Atlético Madrid. Cancela la gira de Dímelo en la calle por graves problemas vocales; en ese momento los rumores eran cáncer, ataque de pánico, depresión...
Sea lo que sea, lo aleja de los escenarios y de los bares y la noche, más no de la escritura.
En el 2004 empieza su columna semanal en la revista Enterview. “Esta boca es mía me obliga a tener los ojos bien abiertos a la realidad y a comentarla en forma métrica, algo en desuso. Eso me tiene ocupado y divertido.”
En el 2005 sale a la luz, luego de años de silencio, Alivio de luto. “Dicen que he resucitado, pero no, porque no he estado muerto. Lo que he estado era apartado.”
La noche ya no lo encuentra en los bares, sino en su casa. “La verdad, he dedicado estos años que no quería cantar, a escribir sonetos, a trabajar más en la literatura. Y eso te mete más en casa, te saca de los bares.”
Y volvió a su Gran Rex, con ocho conciertos de 3200 personas cada uno, y con la promesa de volver en diciembre a
Se presentó así: “Buenas noches Buenos Aires! A mí siempre me han gustado las colas de las argentinas, pero mucho más las colas que se hicieron para ver este show.”
Luego, entre sus comentarios a los periodistas, disparó: “El hotel es bonito pero caro, y para compensar, vamos a comer hamburguesas a lo de Castells, porque nos las deja gratis.”
Acaso existirá otro porteño tan gallego?
Foto: Juaquin Sabina sentado frente al microfono con una sonrrisa muy picara. viste un saco y su mitico bombin, ambos simulan estar echos de papel de diario